domingo, 31 de julio de 2011

Un juez de la Corte Suprema es cuestionado por una ONG




OPINION
Meses atrás me encontré en una extensa cola en el Banco Ciudad al juez de la Corte Eugenio Zaffaroni y pensé, qué fácil sería para él invocar su condición para ser atendido de inmediato, pero no lo hizo.
Un hombre respetado por sus pares, que sus conferencias transfieren contenido y dejan enseñanzas, que sus libros integran la biblioteca de juristas de todas partes, que recibe y atiende a todos sin distinción, que escucha y dice su verdad, que acopia premios honoríficos por doquier.
Integra y prestigia la Corte Suprema, institución tan cara a nuestra democracia, que debemos cuidar celosamente.
Aunque no lo ostente, tiene la investidura obtenida después de un celoso proceso de selección para acceder al cargo de ministro del alto tribunal.
En el otro extremo, La Alameda, tenaz entidad civil que tan importante rol y arriesgada labor cumple en la lucha contra la trata de mujeres, que ha denunciado al juez. Los reproches al magistrado son serios.
Pero en esta ocasión más que nunca se deben extremar los cuidados para evitar cometer una equivocación. No debe dañarse la imagen de quien, en lo personal e institucional, prestigia la justicia y el país, sin antes evaluar cuidadosamente su posible responsabilidad.
Cuidemos celosamente los buenos valores intelectuales que refuerzan los cimientos de la Nación, en momentos en que el Poder Judicial se encuentra tan cuestionado.
Encontremos los canales adecuados para resolver tan delicada situación planteada, mientras tanto protejamos la persona, la institución y a nosotros mismos.