martes, 20 de mayo de 2014

El encuentro con el Papa Francisco

Tengo el agrado de compartir la emoción que significa dialogar unos minutos con la persona que puede cambiar el destino del mundo.

Tuvimos una charla en donde pude apreciar a un hombre en paz, sereno, decidido y valiente, que no se conforma con lo que ve y que trabaja denodadamente en el cambio para mejor, sin ningún otro interés.

Resulta emocionante para un ciudadano argentino común, como es mi caso, poder conversar libremente sobre cuestiones de interés general.

Sus palabras y también sus silencios me permitieron apreciar, claramente, que puede ser la persona que ayude al país a mejorar el rumbo.

Quizá yo esté influido por ser ese mi mayor deseo, aunque creo que esta vez, no me equivoco. Tenemos frente a nosotros la posibilidad del cambio. De allí mi interés en este encuentro.

No soy católico, soy judío, no obstante me sentí muy cerca y así se lo hice saber. Su humildad sencillez y respeto, a pesar de su investidura, ha movido las fibras más profundas y este encuentro será inolvidable.

Conversamos sobre la situación de la justicia, los delitos económicos, el trabajo que venimos realizando desde la ong que integro, el vaciamiento de conocimientos y de expertos capacitados para luchar contra el fraude, con especial mención al caso del fiscal José María Campagnoli.

Tengo que agradecer a Gustavo Vera, amigo de confianza, confidente e invitado preferente y permanente del papa Francisco, quien ha hecho posible este encuentro.

En este día estuvieron presentes, también, el juez Ariel Lijo y el asesor y analista político Jorge Giacobbe, acompañados por Gustavo.

Mi obsequio fue un libro de mi autoría titulado Fraudes contables y tributarios, de la editorial La Ley.

Infobae

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