En la presentación del libro, el autor señala que para escribirlo utilizó el método de la indagación judicial, para desentrañar las complejas tramas, con la experiencia de estar trabajando en la causa del Primer Cuerpo de Ejército, donde se investigan crímenes de lesa humanidad.
Si lo tuviéramos cerca al juez Rafecas le preguntaríamos en qué aspectos y qué etapas de dicho método pudo aplicar.
Una de las cosas que se ha hecho, dijo el autor, es correr del centro de la escena a las confesiones de los genocidas nazis. Pues, detrás de las aparentes y supuestas confesiones, hay una estrategia muy astuta de mejorar la situación procesal e intentar salvarse de la pena de muerte.
Una larga lista de criminales que "confiesa", todos ellos antedatan la supuesta decisión de Hitler de dar inicio a la solución final, de modo que su actuación esté cubierta por las órdenes que provenían de la cúpula del régimen. Está demostrado que esa "decisión final", vino un tiempo después, que en realidad se tomaron decisiones individuales, deja al descubierto que todos ellos tomaron decisiones individuales.
Ejemplo, las primeras cámaras de gas, por ejemplo, se construyen sin tener órdenes expresas al respecto. Estos intentos de correr las fechas para salvarse, no le sirvió a ninguno de ellos.
En cuanto a la negación del revisionismo de la Shoá; porqué hay grupos que niegan el holocausto? Hay que hacerse cargo de las 6.000.000 de víctimas y esto no se quiere hacer, entonces, la estrategia que siguen es negar su existencia.
Con la obra dice el juez Rafecas que dedicó el esfuerzo y al afecto construido en la relación con los sobrevivientes, hombres y mujeres tan sabios, de los cuales se puede aprender tanto, su ejemplo, sus historias de vida, su humildad, su sabiduría. Es un tesoro y privilegio que tengo de estar cerca de ellos.
Si mis amigos, los sobrevivientes, consideran que este libro es un aporte para reparar en algo el sufrimiento del pueblo judío, con eso solo la obra que presentamos está más que justificada.
