El tercer contingente de PRISMA integrado por referentes de organizaciones civiles recorrimos el Riachuelo.
El objetivo fue ver por nuestros propios ojos cómo se aprecia y en qué estado se encuentra la contaminación.
Si bien se trata de un tema extenso y complejo, tengo la impresión personal que se ha avanzado en los trabajos, que si bien es cierto que falta mucho, no corresponde minimizar los progresos.
Tres de los cinco asentamientos ya fueron relocalizados, claro que uno de los que falta trasladar es el más numeroso. En los lugares recuperados se han instalado zonas de recreación con parques y arboledas, que se pueden apreciar también desde tierra.
Se observa la existencia de basura en las aguas, pero no en la medida de otros tiempos. Los vertidos contaminantes siguen existiendo, lo que torna difícil saber cuándo se podrá comenzar a revertir la situación.
En apariencia funcionan los mecanismos de control sobre posibles excesos e irregularidades, con sistemas de alertas que movilizan a las autoridades.
Ahora bien, el camino a recorrer es largo y los sistemas implementados no funcionan a pleno. Creo que hay que podamos insistir sobre los controles, audiencias públicas, pedidos de explicaciones a todos los involucrados y ajustar los programas en forma periódica, tal vez dos o tres veces al año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario