viernes, 23 de agosto de 2013

Los fraudes que sufren las empresas son un renglón que pasa desapercibido

La mayoría de los empresarios sospechan que son víctimas de fraude, pero poco saben en cuánto los afecta.

Peor aún, cuando se enteran de delitos que se están cometiendo, dudan acerca del camino que pueden seguir.

Lo cierto es que las partes más difíciles de un los fraudes los encontramos en conseguir resultados eficaces en tiempo razonable y recuperar lo perdido. Importa descubrir una maniobra y rápidamente evaluar las alternativas más convenientes.

Las consecuencias que la inacción deja en la empresa es la creencia que nada pasa cuando un defraudador es detectado, lo que la constituye en un blanco apetecible donde cometer nuevos fraudes. Otros empleados o gerentes que perciben la debilidad se animan a cometer delitos o incentivar a colegas de trabajo a hacerlo, sin correr con los riesgos.

No es recomendable mirar para otro lado, porque los riesgos crecen y los perjuicios también.

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