Así que la próxima vez que escuche acerca de un escándalo de corrupción en Africa o en otra región pobre, pregunte dónde se inició y quién es el corruptor. Ni los EE.UU. ni ningún otro país "avanzado" deberían apuntar con el dedo a los países pobres, ya que a menudo son las empresas mundiales más poderosas las que han creado el problema.